Ferrara, Patrimonio de la Humanidad, ciudad que cautiva los sentidos con una magia hecha de ambientes antiquísimos, que sorprende por su particularidad, tan difícil de explicar pero tan fácil de vivir.
Ferrara, ciudad de espléndidos contrastes. Con su historia, que cuenta los antiguos fastos de la Corte Estense y que se aprende caminando por calles y callejuelas, admirando la arquitectura de los edificios, de los monumentos y de los museos.
Con su silencio místico cuando se encuentra envuelta en niebla y la música de sus conciertos de autor o de los músicos callejeros que se reúnen cada año en el Buskers Festival. Con sus tonos delicados, casi propios de un fresco del s. XV, y el esplendor de los colores de los estandartes, las banderas, la indumentaria de caballeros y damas que llenan las Contradas durante las semanas previas al Palio (exhibición de banderas) de una gran antigüedad.
Ferrara, ciudad de sabores y tradiciones gastronómicas, perla de la tierra del Delta del Po y célebre, sobre todo, por sus monumentales murallas, por el Castillo Estense, por la Catedral y por el Palazzo dei Diamanti.
